El perfil social del cochinero “responde a personas de origen humilde, en muchos casos heredado de sus antepasados, con conocimientos en aspectos ganaderos y agrícolas que comparte con los de la naturaleza”.
La faena de un cochinero comenzaba con la compra o separación de los cochinillos. En estos negocios la palabra era el contrato, pues muchas veces los cochneros no tenían el dinero para pagar la compra inmediatamente, sino que el dueño lo los cochinos esperaba al resegreso de los recorridos de los cochineros para recibir el monto correspondiente por los cochinos vendidos. El costo de los cochinos era aproximadamente 4 duros y los vendía a 6 duros. Era poco lo que ganaban los cochineros, es por ello que los hijos menores debían trabajar en otras labores para ayudar a cubrir los gastos que se presentaban al interior de los hogares.
Una vez el cochinero obtenía los cochinillos de forma fiada, los guardaba en serones o seretos tejidos en hoja de palma por artesanos o aretesanas del municipio. Este serón con los cochinillos dentro ponía sobre la albarda, que era la pieza principal del aparejo de las bestias de carga.
Los cochineros salían de Ingenio a primera hora, al aclarar el día, se en rutaban hacia los caminos y barrancos que los llevaban rumbo a diversos pueblos y lugares de la isla. Los hombres que llevaban los cochinos a lomo de burro podía estar fuera de Ingenio entre 7 u 8 dias, en temporada de lluvias y agua podían estar incluso 12 días por fuera del municipio. Era un oficio o labor que no podían parar en ningún momento del año.
En el trayecto, por las noches pernoctaban en cuevas o en los alpendres que les prestaban. Se alimentaban con gofio, dátiles, quesos, higos pasados y agua. Si en el camino hallaban pastores que les regalaban suero, le echaban este suero al gofio y eso era lo que comían.
Anteriormente, cuando no habían neveras la carne de los cochinos se conservaban con sal. La carne era descuertizada, se le agregaba la sal y se guardaba en barricas de madera y de allí se iba sacando durante todo el año pra comer o preparar alimentos. Del cochino se aprovechaba todo, hasta las tripas con las que se hacían morcilla.
Los cochineros solían comprar productos en los pueblos que visitaban, de la Aldea de San Nicolás traían nueces y castañas para celebrar el Día de Todos los Santos.
El oficio de los cochineros empieza a desparecer a mediados del siglo XXI, pues muchos cochineros empezaron a desarrollar otras labores o trabajos, por ejemplo en la construcción, lo cual le generaba más ingresos a los hombres y ya costaba más vender cochinos. También por la poca movilidad que se daba en los cochinois y por el uso cada vez más común de los coches.
Aunque haya desaparecido la labor de los cochineros, ha permanecido en la historia y la memoria de los ingenienses.
En la actualidad, en el municipio de Ingenio se siguen criando cochinos negros, blanco y sinchados, los cuales son comercializados.