Nombre
Parteras

Identificación del Elemento

Municipio Ingenio
Barrio Barranco de Guayadeque
Código
Categoría Otros conocimientos y saberes tradicionales
Subcategoría Medicina tradicional y plantas medicinales
Fecha o periodo Otros
Detalle de la periocidad La labor de las parteras no tuvo una periocidad específica, se realizaba cada vez que una mujer iba a parir o en algunos momentos cuando las mujeres estaban en su proceso de embarazo.
Fecha de inicio No aplica
Fecha de fin No aplica
Advocación No tenía una advocación específica, pero si invocaban algún santo o a la Virgen a la hora de atender un parto.
Observaciones No aplica
Denominación Parteras
Otras denominaciones Comadronas
Nivel de integración Municipal
Orígenes documentados o atributos

Según indica el Cronista Oficial de Ingenio, Rafael Sánchez Valerón, "El oficio de partera se pierde en el tiempo y ha sido practicado en todas las civilizaciones a lo largo de los siglos. La asistencia a las parturientas fue casi del uso exclusivo de mujeres, en función de la propia maternidad, cuyo conocimiento solían aprender de otras parteras o por tradición familiar, en muchos casos para el momento del parto o con los consejos y preparados medicinales para antes y después. Su práctica en sí no constituía un oficio determinado, dedicándose en general a otras tareas. Las parteras solían ser de origen humilde y sin ningún tipo de titulación; eran “bien amañadas” que realizaban su labor de forma ocasional y marginal al igual que los esteleros, santiguadoras y curanderas y solo recibían estipendio según la voluntad de la parturienta o su familia, en la mayor parte de los casos en especies con productos agrícolas o ganaderos. Desde siglos atrás su práctica estaba regulada por las autoridades de la Isla que las autorizaban en función de sus conocimientos, sin embargo, las parteras tradicionales ejercieron su oficio especialmente en las zonas rurales donde no había medios ni facultativos a los que acudir y todos los partos se producían en las casas en precario. Fueron reconocidas y consideradas por el vecindario, y estaban siempre prestas a realizar sus servicios a cualquier hora.
Se daba el caso que las parteras en situaciones de extrema necesidad ante el peligro inminente de muerte del neonato le “echaban el agua” en señal de bautismo que luego el cura reconocía, o bien procedía al bautismo si “escapaba”.
Históricamente, de modo paralelo, algunas parteras eran demandadas para los partos de “cochinas” que ofrecían dificultad, estando reservado para hombres las vacas, cabras y bestias de carga.
La llegada de médicos titulados a Ingenio a partir de finales del siglo XIX no impidió que las parteras siguieran ejerciendo su oficio, que perduró hasta avanzado el siglo XX, restringiéndose su práctica, hasta su desaparición definitiva con los modernos avances en la obstetricia, especialización de las matronas profesionales y hospitales específicos para la maternidad"

Anexos Documentales

Vídeos

Bibliografía

Otros Documentos